Formar para el Aprendizaje: el impacto del cambio tecnológico

Los ejes principales del cambio tecnológico que está modificando la sociedad en la que vivimos son la electrónica, las comunicaciones y el software. Estos ejes en sólo 50 años han transformado el mundo, reorientando las economías, las relaciones humanas y la educación.

La velocidad del cambio es fenomenal: un procesador de un simple celular de hoy tiene mayor potencia de cómputo y memoria que la mejor computadora disponible en la década de los 60-70 en el mundo; el valor del producto “software” ha creado las empresas con mayor desarrollo en las economías del mundo (Google, Facebook, Apple, Amazon…) desplazando a las industrias clásicas en base al valor agregado del conocimiento y el crecimiento de las comunicaciones es tan significativo que podemos afirmar que vivimos “el mundo de Internet”, no sólo en las aplicaciones tecnológicas, sino en las relaciones humanas con el impacto de las redes sociales.

Ninguna industria tradicional (automotriz, construcción, aeroespacial, vestimenta, etc) se ha podido desarrollar al ritmo de las computadoras y las comunicaciones… que además lo han hecho con costos decrecientes por unidad de procesamiento, memoria o datos a comunicar.

Por otro lado las nuevas generaciones han incorporado este cambio tecnológico y tenemos una sociedad joven en plena transformación: se habla de la generación X, Y, Z, de los “nativos digitales”, etc. para referenciar niños, jóvenes y adultos que son muy diferentes en sus capacidades, intereses y modos de vida respecto de sus padres, e incluso de la mayoría de sus docentes. La sociedad joven de hoy es hiperconectada y tiene múltiples canales para adquirir conocimiento, lo que transforma el modo de relacionarse entre pares y también con la Escuela y la Universidad “tradicional”.

Esto significa que el proceso de incorporación del “cambio tecnológico” a la educación es mucho más difícil y profundo que simplemente “agregar tecnología en las aulas”.

Por otro lado las nuevas economías, basadas en el conocimiento, hacen fuerte hincapié en la capacidad de innovación y de generar valor agregado por los nuevos profesionales.

Hoy se calcula que el conocimiento se duplica cada dos años. Esto significa que en el ciclo normal de una carrera universitaria la información útil que puede tener a disposición un futuro profesional se multiplica 3 veces. Este dato tiene un impacto enorme en el “modelo educativo”: cuando pensábamos en el “maestro y sus discípulos”, en la época de los griegos por ejemplo, la humanidad tardaba 1500 años en duplicar el conocimiento existente!!

El dato de hoy es que hay más autoaprendizaje y construcción de conocimiento colectivo que “enseñanza formal en el aula”. Si miramos los niños y sus nuevas habilidades (uso de las tecnologías digitales, de las redes sociales, de la información disponible en la red, de los celulares como procesadores de aplicaciones, etc.) está muy claro que ni sus padres ni sus maestros les “enseñan” todas estas capacidades… las aprenden.

A su vez la Web es un repositorio creciente de conocimiento colectivo: ante cualquier problema podemos intentar aprender de la experiencia de otro que lo ha dejado registrado en un blog, un sitio web o un video de YouTube… hasta las mejores guías de turismo se reemplazan por la información en tiempo real que generan los mismos viajeros.

Esto nos lleva a una reflexión compartida: hoy Aprender es más importante que Enseñar y debemos formar para fortalecer en los alumnos la capacidad de autoaprendizaje y construcción de nuevo conocimiento.

En el modelo clásico un buen profesional debía ser capaz de conocer la información (conocimiento) existente en su área laboral y ser capaz de aplicar ese conocimiento para la resolución de problemas del mundo real relacionados con su profesión.

Al incorporar el cambio tecnológico en este modelo, tenemos varios efectos:

  • Un buen profesional debe ser capaz de incorporar la información y el efecto de los cambios tecnológicos, sobre su área de conocimiento.
  • Al mismo tiempo un buen profesional, no sólo tiene que ser capaz de resolver problemas del mundo real combinando conocimiento y tecnología, sino que también debe ser capaz de enriquecer la base de conocimiento compartida en su disciplina.

Este nuevo modelo es naturalmente más complejo y requiere formar para desarrollar competencias y las competencias transversales que hoy se buscan en la mayoría de las profesiones se relacionan con:

  • Capacidad de modelización, análisis y síntesis para resolver problemas.
  • Trabajo en equipo.
  • Adaptación al cambio y las nuevas tecnologías.
  • Trabajo experimental.
  • Capacidad de innovación.
  • Voluntad de aprendizaje continuo.

Ser capaces de formar profesionales con este perfil nos prepara para los próximos años, en los que los mismos cambios tecnológicos harán desaparecer determinados trabajos y crearán otros nuevos. El único modo de “adaptarnos” es formar recursos humanos capaces de generar conocimiento e innovación, lo cual significa directamente competitividad, valor agregado y empleo de calidad.

El Estado debe impulsar la  igualdad de oportunidades en la educación, para formar profesionales de calidad. La calidad de nuestros profesionales es una condición necesaria para tener un país mejor, generando conocimiento, productos y servicios que beneficien directa e indirectamente a la sociedad en la cual vivimos.

La sociedad industrial ha sido reemplazada por lo que hoy se denomina “sociedad digital”, pero el mundo avanza hacia la sociedad del conocimiento, en la cual la calidad de los profesionales de cada país será el diferencial para el nivel de vida.

A modo de ejemplo simple: muchos robots reemplazarán trabajos rutinarios. Lo importante es ser capaces de programar esos robots, generando aplicaciones nuevas de alto valor agregado. No hay que temerle al “reemplazo laboral”… hay que temerle a no ser capaces de explotar positivamente el inevitable cambio tecnológico, generando productos y servicios innovadores.

Es interesante discutir cuándo iniciar una formación en el autoaprendizaje y la construcción de conocimiento. La respuesta es simple: cuanto antes, mejor. Entre las múltiples iniciativas en el mundo, en el MIT se desarrolla un proyecto de educación para niños en edad pre-escolar, que se inician en lo que se denomina “pensamiento lógico o pensamiento computacional” aprendiendo a programar robots… aún cuando todavía no hayan desarrollado la lecto-escritura. Pareciera un experimento demasiado innovador, pero la realidad es que para formar las nuevas generaciones debemos focalizarnos en las competencias que los llevarán a ser profesionales innovadores, capaces de adaptarse y de emplear el conocimiento dinámicamente cambiante, para un mundo con requerimientos crecientes de aplicaciones de este conocimiento.

 En consecuencia:

  • Debemos aceptar el cambio tecnológico permanente y la velocidad de este cambio.
  • El valor agregado de productos y servicios está en el empleo de nuevas tecnologías.
  • Tratar de generar competencias y capacidad de autoaprendizaje en el alumno.
  • Formar en el desafío de resolver problemas. Formar para la innovación.
  • La calidad del empleo de nuestros profesionales dependerá de sus competencias, no de la cantidad de información que hayan recibido en sus carreras universitarias.

 Por esto es fundamental formar para el aprendizaje.

Ing. Armando E. De Giusti

Autor: Ing. Armando E. De Giusti

Decano de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata

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