La lucha estudiantil en defensa de la educación pública y gratuita

Hace un tiempo la línea editorial del Diario El Día de La Plata, en su nota “La Universidad de los silencios” afirmó, entre otras cuestiones, que “los logros de una casa de estudios no se miden en metros cuadrados, ni en viandas ni en boletos gratuitos”. Con tal aseveración, se subestiman e intentan desacreditar las luchas que ha dado el movimiento estudiantil por ampliar derechos que nos permitan cursar en condiciones dignas, y conquistar derechos para que cada vez más compañeros puedan ingresar y permanecer en la Universidad.

Las luchas por el Albergue, el Comedor Universitario y el Boleto, fueron tan solo algunas de las tantas que encontraron al movimiento estudiantil y a los 17 Centros de Estudiantes de la UNLP unidos y en la calle, bajo la bandera de la defensa de la educación pública y gratuita. En este sentido, el artículo en cuestión pone de manifiesto un claro mensaje y posicionamiento privatista y elitista respecto de la educación y de las Universidades públicas.

El rol que desempeñan los medios de comunicación que actúan en este sentido, atenta contra el bienestar de nuestro pueblo y profundiza la vulnerabilidad de los sectores populares. Al movimiento estudiantil nadie le regaló nada, somos hijos de la resistencia más cercana de nuestra historia, somos la carpa blanca docente de los ’90, somos los del abrazo al Congreso, somos los mismos que se bancaron los palos en la calle peleando contra la implementación de la actual Ley de Educación Superior, somos los del 20 de febrero de 1996, somos los que luchamos contra el ajuste en la educación de López Murphi, somos Ayotzinapa y los compañeros Chilenos que aún pelean todos los días por una educación pública y gratuita.

Estas luchas son parte esencial de la democracia universitaria y se ubican en la vereda opuesta a esa institución que describe Luciano Román, autor de la nota.

La Universidad es pública y gratuita, y aún hoy discutimos sus condiciones de accesibilidad. No podemos permitir que los sectores que hoy usufructúan el conocimiento estratégico generado en nuestras universidades nacionales en función de su proyecto económico, o los que como éste diario tercerizan estudiantes como mano de obra barata de su gran empresa comunicacional, nos construyan la mirada sobre lo que debe ser nuestra Universidad, y menos aún cuando ese anclaje, se basa en una posición privatista de la universidad que deja por fuera a la gran mayoría de los sectores del Pueblo.

Notas como ésta, que sostienen construcciones empresariales y elitistas de la educación superior hoy buscan deslegitimar la mirada sobre la educación pública, y promover el financiamiento privado de la educación superior.

Le decimos que no nos han vencido y que vamos a seguir en la calle, hasta que entre en la Universidad el último hijo de cada una de las generaciones que han sido vulneradas por años en nuestro país y nuestra Latinoamérica.

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